Identidad en web: cosas que nunca se deben hacer

identidad en web

La identidad de una empresa es el pilar sobre el que se sustenta todo el desarrollo de su marca y, como parte de ello, una página web también debe sostenerse en la identidad.

A lo largo de los años que llevamos desempeñando nuestra profesión, hemos topado y sufrido dos casos nefastos para la identidad en web, o la identidad de sus empresas durante la construcción de su página web que queremos compartir como ejemplo de lo que no debe hacerse.

 

Mesas de plastilina, ollas en el suelo

A modo de introducción, cabe decir que el empresario, en la mayor parte de los casos, no es consciente del daño que puede hacerle a su marca. Por lo tanto, es responsabilidad del diseñador advertirle de lo que no debe hacer e incluso negarse a hacerlo. 

Una vez hecho el daño, a un porcentaje de ellos parece que argumentarle por qué no debería hacer algo le empuja más hacia su error. A cada profesional se le supone profesional de lo suyo, aunque este es un tema más extenso, ya que el Diseño Gráfico está en ese grupo en el que la gente tiene la extraña percepción de que un trabajo debe ser primero bonito y luego no importa si es funcional. Prácticamente al contrario de lo que debe ser: debe cumplir una función, una intención, tanto técnica como estética (y eso implica que pueda ser, por ejemplo, feo).

En fin, imaginemos a un cliente empeñado en hacer una mesa de comedor fabricada con plastilina. Y a un fabricante de muebles diciéndole que entre otras cosas, si la hace de plastilina, al poner algo caliente encima, la plastilina se derretirá, que el peso acabará con ella, que acabará con los cubiertos llenos de plastilina, etc. Y el cliente, como alguien que sabe de eso le contradice -y, por tanto, le está diciendo que no sabe lo que está diciendo-, insiste más en que la quiere de plastilina. Y así podríamos seguir hasta el infinito con la discusión hasta que pasan tres cosas:

  • El cliente busca a otro que le haga una mesa de plastilina. Otro que no le diga que no se puede hacer y que, si es de plastilina, no es mesa porque no va a cumplir su función.
  • El fabricante le hace una mesa de plastilina. Le explica por qué no debe hacerse una mesa de plastilina y, finalmente, entiende que la responsabilidad viene de la mala elección del cliente, hace el trabajo y se olvida.
  • El fabricante le dice, claramente, que no puede hacerle una mesa de plastilina. Le explica por qué no, intenta convencerlo por activa y por pasiva y, si el cliente insiste, acaba renunciando al trabajo.

La diferencia entre una mesa de plastilina y la identidad de una empresa es que, con la primera, lo que puede pasar es que una olla atraviese la superficie y todo su contenido se esparza por el suelo. Quemaduras leves como mucho y un suelo que fregar. Con la segunda, podemos dar una percepción equívoca de la empresa al público objetivo y, por tanto, mandar un torpedo directamente en la línea de flotación de dicha empresa. Como suele decir Eduardo Herrera, si un mal Diseño tuviese las mismas consecuencias que una mala Arquitectura o construcción, habría miles de muertos.

 

NO, LA APLICACIÓN DE UNA IDENTIDAD EN WEB NO ES SÓLO ELEGIR LOS COLORES CORPORATIVOS

 

La identidad en web

Volvamos a los casos que nos ocupan sobre dos formas nefastas de jugar con la identidad de una empresa y sus aplicaciones:

  1. En el primero, se lanzó un sitio web. Al cabo de poco tiempo, no más de una semana, se impuso el rediseño de su identidad -creada por otro estudio- en el sitio web que había sido diseñado para la otra. Como resultado, se escoge la 3ª opción antes mencionada. Se renuncia a seguir con el mantenimiento del proyecto.
  2. En el segundo, se contrata un rediseño de identidad y de web. Ambas cosas, como deben ir parejas, se crean con la misma intención, pero a mitad del proyecto y sin esperar a que se termine, el cliente decide contratar a otro estudio para que desarrolle el rediseño de la identidad. Hasta aquí, habría habido pocos problemas siempre y cuando hubiese habido un aviso previo por parte del cliente, un pago por el trabajo realizado, y un acercamiento entre los estudios para encaminar todo el proyecto. Pero no hubo preaviso. En este caso, se escoge la 2ª opción antes mencionada. Dado que el cliente no ha comunicado previamente que el cambio de identidad se realizaría en otro estudio, debe asumir su responsabilidad.

Habrá quien sostenga la creencia de que «la aplicación de una identidad en web es sólo elegir unos colores». No, como todos los proyectos en Diseño Gráfico, esa es la mínima parte. Al igual que en la creación de una identidad, el color es lo último que se debe aplicar y antes hay que tener en cuenta multitud de factores técnicos que son básicos en nuestra profesión y que nos pueden lleva a insistir una y mil veces a un cliente que está equivocado aunque eso suponga que el cliente busque a otro o que, por responsabilidad, se deba renunciar al trabajo. La identidad en web no se diferencia mucho de la identidad en sí.

Cada una de las partes que integran un proyecto en Diseño gráfico deben estar convenientemente justificadas; de lo contrario, no se está ayudando al cliente. ¿A quién va dirigida la web? ¿Cómo queremos que el visitante nos perciba? ¿Cómo vamos a captar su atención? ¿Coincide la parte gráfica con la intencionalidad de los textos? ¿se enfatiza lo relevante? ¿es coherente el diseño web con la identidad? y multitud de preguntas más que pueden resumirse en una palabra: Intención.

Es por ello que cambiar el rumbo de una identidad cuando se está llevando a cabo la construcción de una web es una pésima idea que da como resultado que muy raras veces, el conjunto funcione.

 

Identidad en web: Conclusiones

Por tanto, como resumen, hay tres puntos básicos que siempre deben recordarse cuando se tiene la intención de cambiar de identidad y diseño web por el bien de su empresa:

  • Encargue al mismo estudio ambos trabajos. Si no quiere hacerlo por el motivo que sea, asegúrese de que los dos están coordinados para sacar adelante cada proyecto en la misma dirección.
  • Jamás priorice otro proyecto antes que el de la identidad. Como decíamos, es el pilar sobre el que debe sostenerse todo. Si cambia el pilar, todo aquello que se encuentra sostenido, caerá irremediablemente.
  • Nunca cambie la dirección de su identidad si hay otros proyectos en marcha. Esto siempre repercutirá de forma negativa: bien económicamente -recargos por cambios-, o bien en la propia identidad – si el profesional decide que el cliente debe responsabilizarse de su error-.

En la imagen pueden ver la página actual de Apple con el primer isologo de la empresa. Ha habido que agrandarlo para que tuviese cabida en el menú, ya que ese isologo difícilmente cumpliría las normas actuales.

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